CÁNCER: Si se fuma, el riesgo de padecer cáncer de pulmón es 22 veces mayor. Cuanto más tabaco se consume más se multiplica el riesgo de padecer otros tipos de cáncer como el de nariz, boca, glándulas salivales, garganta, esófago, laringe, pulmón, estómago, riñón, vejiga, pene, páncreas, colon, recto o ano. Aquí desarrollamos algunos de ellos:
- Pulmones : Fumar cigarrillos causa un 87 por ciento de muertes por cáncer de pulmón y es responsable de la mayoría de los cánceres de laringe, de boca, esófago y vejiga. Cada año, 1,2 millones de personas lo desarrollan.
- Corazón : Al minuto de encender un cigarrillo, el corazón del fumador empieza a latir un 30% más rápido. La presión arterial también aumenta, forzando al corazón a hacer un mayor esfuerzo e incrementando el riesgo de enfermedad coronaria.
- Cáncer de útero y aborto espontáneo: aumenta el riesgo de cáncer cerviuterino y de útero. Además aumenta la infertilidad en las mujeres y provoca complicaciones durante el embarazo y el parto.
- Cáncer en las vías urinarias: el tabaquismo activo es la causa principal de muchos casos de cáncer de las vías urinarias (vejiga, uretra y riñones). El riesgo depende de cuántos cigarrillos se fuman y durante cuánto tiempo.
- Cáncer de boca y nariz: Los puros y las pipas a menudo se consideran como la manera menos dañina de fumar tabaco. Pero aunque no inhalen el humo, los fumadores de puros y pipas tienen un riesgo elevado de desarrollar cáncer en la cavidad oral. Los puros demoran más en consumirse y contienen más tabaco que los cigarrillos, lo que aumenta la exposición al humo de segunda mano.
SISTEMA RESPIRATORIO:
- Enfermedades pulmonares: La obstrucción crónica del pulmón, producida por la bronquitis y el enfisema, produce una discapacidad respiratoria progresiva. Esta obstrucción está provocada por el estrechamiento de los conductos de aire en los pulmones y por la destrucción de los alvéolos. El inicio de esta enfermedad es gradual y surge la incapacidad respiratoria cuando ha sido destruida casi la mitad de los pulmones.
- Algunos fumadores no inhalan el humo del tabaco y lo retienen en la boca para apreciar su sabor y para sentirse más seguros de evitar posibles lesiones pulmonares. Pero el humo guardado alrededor de la lengua produce su daño localizado, con la aparición de leucoplasias premalignas.
- Bronquitis crónica: La bronquitis crónica es una inflamación persistente de los bronquios (las vías respiratorias grandes) que se caracteriza por tos productiva durante un largo período de tiempo.
- Enfisema: El enfisema, una enfermedad pulmonar crónica que afecta a los sacos de aire de los pulmones (alvéolos), se caracteriza por dificultad respiratoria, tos, fatiga, trastornos del sueño y del corazón, pérdida de peso y depresión.
PÉRDIDA SUSTANCIAL DE SENTIDOS: prácticamente los cinco sentidos del ser humano se ven mermados a causa del consumo de tabaco:
- Audición: el humo del tabaco provoca que se formen placas en las paredes de los vasos sanguíneos con la reducción de riego del oído interno.
- Olfato: Es evidente que aquellos órganos que tienen contacto directo con el humo incandescente de un cigarro serán los más perjudicados. Por ello, los sentidos que nos proporcionan la nariz y la boca (olfato y gusto) son los que más rápidamente se pieden.
- Gusto: Las papilas gustativas se atrofian por obstrucción debido a los componentes del cigarrillo y la temperatura que alcanza el humo en esta primera etapa del humo en el cuerpo.
- Vista: En el caso de un estudio publicado recientemente, se pone de manifiesto la mayor frecuencia de ceguera en personas mayores debido al consumo de tabaco.
OSTEOPOROSIS: el monóxido de carbono es absorbido por la sangre mucho más rápido que el oxígeno. Como consecuencia de esto los huesos de los fumadores pierden densidad, se fracturan más fácilmente y tardan más en soldarse.
CARDIOPATÍAS: el tabaco es uno de los principales factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares.
ÚLCERA GÁSTRICA: el consumo de tabaco reduce la resistencia a las bacterias que causan la úlcera de estómago.
CARIES DENTAL: al favorecer alteraciones en el tejido de soporte del diente ocasiona migración gingival y con ello la exposición de los cuellos dentarios, incrementándose el riesgo de formación de caries radiculares. Por otra parte, el tabaquismo tiende a disminuir el flujo salival.